martes, 19 de enero de 2010

LA CIUDAD BENDITA

Agradezco al Prof. Eric Sánchez Cruz, la gentileza de compartir con nosotros el siguiente relato, que nos deja una gran enseñanza:



Como una pequeña colaboración hacia este blog, me permito hacer llegar a ustedes por este medio, un pequeño cuento tomado del libro denominado "El profeta", autoría de uno de mis escritores favoritos el gran maestro GIBRAN JALIL GIBRAN, cada quien puede dar a este cuento la interpretación moral que su libre albedrio le dicte, para mí en lo personal significa.






 "No se debe interpretar literalmente todo lo que se lee".



Espero que sea de su agrado, con esto reinicio mi colaboración con el maestro Enrique Hizaola, tratando de hacer llegar a ustedes, no solo información de índole marcial, sino también de moral y valores de los que en la actualidad el mundo está carente, para lo cual haremos compilaciones de antiguos libros de filosofía, poesía y demás escritos que contengan algún tipo de enseñanza. Mis parabienes a todos ustedes, espero en dios que este año todo sea mejor aun que la situación se ve difícil, pero recordemos que "Siempre hay una luz al final del túnel".

LA CIUDAD BENDITA

Era yo muy joven cuando me dijeron que en cierta ciudad todos sus habitantes vivían con apego a las Escrituras.

Y me dije: "Buscaré esa ciudad y la santidad que en ella se encuentra". Y aquella ciudad quedaba muy lejos de mi patria. Reuní gran cantidad de provisiones para el viaje, y emprendí el camino. Tras cuarenta días de andar divisé a lo lejos la ciudad, y al día siguiente entré en ella.

Pero, ¡oh sorpresa! vi que todos los habitantes de esa ciudad sólo tenían un ojo y una mano. Me asombró mucho aquello, y me dije: "¿Por qué tendrán los habitantes de esta santa ciudad sólo un ojo, y sólo una mano?"

Luego, vi que también ellos se asombraban, pues les maravillaba que yo tuviera dos manos y dos ojos. Y como hablaban entre sí y comentaban mi aspecto, les pregunté:

-¿Es esta la Ciudad Bendita, en la que todos viven con apego a las Escrituras?

-Sí, esta es la Ciudad, Bendita -me contestaron. Y añadí-; ¿Qué desgracia os ha ocurrido, y qué sucedió a vuestros ojos derechos y a vuestras manos derechas?

Toda la gente parecía conmovida.

-Ven; y observa por ti mismo -me dijeron.

Me llevaron al templo, que estaba en el corazón de la ciudad. Y en el templo vi una gran cantidad de manos y ojos, todos secos.

-¡Dios mío! -pregunté-, ¿qué inhumano conquistador ha cometido esta crueldad con vosotros?

Y hubo un murmullo entre los habitantes. Uno de los más ancianos dio un paso al frente, y me dijo:

-Esto lo hicimos nosotros mismos: Dios nos ha convertido en conquistadores del mal que había en nosotros.

Y me condujo hasta un altar enorme; todos nos siguieron. Y aquel anciano me mostró una inscripción grabada encima del altar. Leí: "Si tu ojo derecho peca, arráncalo y apártalo de ti; porque es preferible que uno de tus miembros perezca, a que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha peca, córtatela y apártala de ti, porque es preferible que uno de tus miembros perezca, a que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno".

Entonces comprendí: Y me volví hacia el pueblo congregado, y grité: "¿No hay entre vosotros ningún hombre, ninguna mujer con dos ojos y dos manos?"

Me contestaron: "No; nadie; sólo quienes son aún demasiado jóvenes para leer las Escrituras y comprender su mandamiento".

Y al salir del templo inmediatamente abandoné aquella Ciudad Bendita, pues no era yo demasiado joven, y sí sabía leer las Escrituras..



Para que puedas disfrutar más sobre este interesante libro compartimos este link se encuentra en PDF.

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