sábado, 25 de agosto de 2012

Puntos Oscuros y fantasías en las Artes Marciales


Me ha parecido interesante un artículo  de OPINIÓN de Pedro Conde, que me permito transcribir para ustedes:



Se pueden distinguir básicamente tres motivos que explicarían porque hay tanto mentiroso y fantasioso en el mundillo marcial: el prestigio, la fama y el dinero. A menudo como veremos a lo largo del artículo, las dos primeras razones se funden en la tercera: muchos quieren ganar dinero de manera poco honesta.

El prestigio social es uno de los motores fundamentales de la existencia, en mayor o menor medida todos los buscamos a todos nos gusta ser apreciados y admirados por los demás. Esto no es en sí malo, pues somos seres sociales. Pero cuando alguien busca un desmedido prestigio y despliega para ello todo tipo de fantasías y falsedades, entonces comienza a ser un problema; sobre todo en las artes marciales porque éstas potencian entre otras cosas la fuerza y la habilidad del practicante. Por eso mucha gente insegura de sí misma se acerca a la práctica marcial. En muchos casos esta les aporta seguridad y sosiego, pero en otras la habilidad marcial se convierte en una careta y en una fantasía para impresionar a los demás. Así lo exageran todo, o incluso se inventan historias fabulosas. En todos los gimnasios suele haber un personaje así, al que le gusta impresionar a los novatos y provocar el desprecio de los compañeros.

El problema resulta más conflictivo cuando estos personajes llegan a ser “maestros” o competidores. En las ultimas décadas al calor de la proliferación de federaciones deportivas de lo más sospechosas. Han aparecido un sinfín de aprovechados y oportunistas que afirman ser campeones de España, Europa, El mundo (Según su grado de caradura) bajo una ristra de siglas extrañas. Lo que no suelen contar es que a tal campeonato tan sólo acudieron cuatro “gatos”. Basta con que acudiera algún equipo extranjero para hacer de esa reunión un campeonato Europeo, o incluso Mundial.
En este tipo de “Campeonatos” fantasmales suele darse que por la escases de asistentes, algunos pesos no están apenas representados por ningún competidor. Para ilustrar esta afirmación, valga una anécdota personal, increíble pero cierta. Recuerdo que en cierta ocasión se celebro en Madrid uno de estos “campeonatos” al cual acudí en calidad de espectador. En un momento estaba charlando con uno de los ayudantes de la organización. Cuando se acercó su instructor, muy nervioso, y le preguntó cuánto pesaba. Ante su respuesta el preparador afirmó: “Ven, que sí no se presenta algún otro puedes ser campeón del Mundo, o sí hay algún otro, como mínimo subcampeón”
Otros “Súper- campeones” se marchan un fin de semana a otro “País” y les da tiempo de realizar más de 20 combates, llegar a la final y aparecer el lunes con la copa de Campeón  del Mundo. Por supuesto nadie conoce la federación mundial en la que han peleado, no existen cintas de video del campeonato, aunque si las consabidas fotos del pódium…
Este tipo de fraudes no sólo tienen lugar con los campeonatos. También ocurre algo similar con los cinturones o grados. España es uno de tantos países donde, si tienes buenos contactos y mucha caradura (y bastante dinero) puedes conseguir un cinturón negro “en un cursillo de fin de semana”. Algunos prefieren realizar un viaje normalmente al sureste asiático o a Norte América, para convertirse en expertos de un arte marcial en cuestión de 15 días o un mes. Por supuesto, todos traen la representación de tal maestro o tal escuela y comienza el negocio.
Todos ofrecen los fines de semana cursillos a precios desorbitantes donde se consigue el cinto negro por fases. Cada mes hay que gastar…perdón aprender un poco más. Eso sin contar el dinero de la consabida licencia de la federación y asociación, el alta anual del gimnasio, el equipo obligatorio que hay que comprar a cierto individuo, etc.

La rueda empieza a girar y muchos de estos “nuevos” instructores y campeones se apresuran a abrir un gimnasio y a anunciar a los cuatro vientos sus títulos, Danes y demás milagros y esto no sólo daña a sus embaucados alumnos, sino también a toda la comunidad marcial, pues perjudica gravemente la seriedad y credibilidad del arte.

¿Cómo desenmascarar a los falsarios? Por lo general es un tipo de gente que no para de exhibir sus supuestos méritos, de pavonearse, y de soltar afirmaciones explosivas del tipo: “Mis golpes matan”, “Conozco una técnica secreta…” o “Mi arte es superior a todos” Normalmente el nivel de maestría de  un verdadero artista marcial suele ser proporcional a su humildad. Por otro lado un verdadero maestro no afirma: hace o demuestra.

Respecto a la tan cacareada superioridad de ciertas “artes” y deportes de contacto en España existen campeonatos abiertos donde prácticamente no existen reglas para ponerse a prueba. Y a nivel mundial existen los conocidos torneos de “vale todo”, donde se puede demostrar la eficacia de las técnicas propias frente a otros estilos. Aquel que quiera PRESTIGIO, PROMOCIONAR SU ARTE y demostrar la eficacia de sus “técnicas secretas”, y de paso sacarnos de la ignorancia a un amplísimo numero de practicantes, ya sabe lo que deba hacer….

El cuento de las técnicas “secretas” o “milagrosas” no es nada nuevo. Ya el gran maestro Gichin Funakoshi fundador del Karate Shotokan, nos advertía a principios de siglo contra este tipo de historias:
“Un día se presentó un hombre en mi Dojo afirmando que era capaz de perforar un cuerpo con sus dedos de un solo golpe, y me preguntó si quería conocer el secreto. Le desafié a que lo intentara conmigo, a lo que el hombre respondió con advertencias sobre lo peligroso que podía ser, etc. Su famoso golpe perforador  no me hizo ni un moretón, así que estalle en carcajadas y le expulse de mi Dojo. El caso es que el karateca que exagera y deforma, y pervierte la naturaleza del arte, puede ser un gran comediante. Pero lo que cuenta es completamente falso, y lo peor es que lo sabe. Alejaros lo más posible de ese tipo de gente”.

Actualmente en occidente impera la sociedad del espectáculo: Lo vistoso, lo efímero, lo superficial, y lo excesivo es lo que triunfa. Y esto está afectando evidentemente a las artes marciales, que corren el riesgo de convertirse en un espectáculo circense y sus protagonistas, los artistas marciales, en actores peliculeros. El uno cultiva sus bíceps, el otro rompe 20 ladrillos de un cabezazo, el de más allá pega saltos, giros y patadas como un molinillo. Pero todo esto, aunque espectacular y vistoso, es falso.
Las Artes Marciales no son eso, son algo mucho más trascendental y más sencillo a la vez.

 A Jean Claude Van Damme se le ha promocionado
como el Rey del Kick Boxing, y nunca 
ha competido en este deporte.

Gran culpa de esta deformación circense la tiene el cine de artes marciales, que vende fantasía y espectáculo bajo un envoltorio marcial. La mayor parte de lo actores marciales utilizan trucajes, dobles y efectos especiales, e incluso reconocen que las técnicas que utilizan en pantalla nunca las utilizarían en la calle.
Pero a pesar de todo muchos practicantes quieren emular a estas estrellas, y se concentran en aprender acrobacias como Jackie Chan,o en ser tan elásticos y musculosos como Van Damme, en vez de aprender realmente artes marciales.
Pat Morita era doblado en las escenas de acción.
Lo peor que llevaba Ralph Macchio en el Rodaje 
de "Karate Kid" eran los entrenamientos 
de Artes Marciales

Gran cantidad de actores marciales apenas tienen idea de artes marciales; lo justo para aparentar, el resto lo hacen las cámaras. Es el caso de David Carradine (Protagonista de la muy exitosa serie televisiva “Kung Fu”), de Michel Dudikoff (famoso por hacer de “Ninja” en la saga “El guerrero americano”), de Pat Morita (Celebre por su interpretación del maestro Miyagi en “Karate Kid”), de Ralph Macchio (el alumno del maestro Miyagi), de Hilary Swank  (la versión femenina de Karate Kid) o de Jason Scott Lee (aclamado por interpretar a Bruce Lee en el film biográfico “Dragon”) otros actores han exagerado su curriculum “para vender más” Es el caso de Jean Claude Van Damme, constantemente anunciado como el rey del Kick Boxing, cuando nunca ha competido en este deporte.

 Hilary Swank,nos declaró que no queria
hacer más peliculas de Artes Marciales. Ella es una actriz
no una experta en Karate.

Cada caso en su lugar: Una cosa es ser un gran actor y otra ser un gran artista marcial. Ambas circunstancias pueden coincidir, o no.
El cine es el arte de la fantasía y del engaño. Si somos conscientes de ello puede aportarnos mucha diversión y deleite, pero cuando queremos imitar lo que vemos es cuando empiezan los problemas los malentendidos y las frustraciones. Y no son ajenos a esto muchos maestros que anuncian sus gimnasios con espectaculares fotos de patadas volantes o de rompimientos masivos de tejas. Eso no es arte marcial, eso es espectáculo marcial. 
 Jason Scott Lee estuvo practicando Jeet Kune Do
durante tres meses para interpretar a Bruce Lee
en el filme biográfico "Dragon"

Si se anuncia que lo que se enseña ahí es para convertirse en actor de acción, o simplemente para impresionar a los demás, pues bien. Pero entonces que no se hable de Artes Marciales ni de defensa personal, porque eso poco tiene que ver con romper tablas o patear el techo.

Sólo pedimos un poco de honestidad en nombre de unas Artes Marciales más autenticas y respetables.




 Esta es la revista Dojo, fuente del artículo.

Pedro Conde Autor del Artículo.
Conoce más sobre dando click en el link:

http://www.kungfu-nostalgic.net/index.php/el-blog-de-pedro-conde/entry/pedro-conde



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