Me ha parecido interesante un artículo de OPINIÓN de Pedro Conde, que me permito transcribir para ustedes:
Se pueden distinguir básicamente tres
motivos que explicarían porque hay tanto mentiroso y fantasioso en el mundillo
marcial: el prestigio, la fama y el dinero. A menudo como veremos a lo largo
del artículo, las dos primeras razones se funden en la tercera: muchos quieren
ganar dinero de manera poco honesta.
El prestigio social es uno de los
motores fundamentales de la existencia, en mayor o menor medida todos los
buscamos a todos nos gusta ser apreciados y admirados por los demás. Esto no es
en sí malo, pues somos seres sociales. Pero cuando alguien busca un desmedido
prestigio y despliega para ello todo tipo de fantasías y falsedades, entonces
comienza a ser un problema; sobre todo en las artes marciales porque éstas
potencian entre otras cosas la fuerza y la habilidad del practicante. Por eso
mucha gente insegura de sí misma se acerca a la práctica marcial. En muchos
casos esta les aporta seguridad y sosiego, pero en otras la habilidad marcial
se convierte en una careta y en una fantasía para impresionar a los demás. Así
lo exageran todo, o incluso se inventan historias fabulosas. En todos los
gimnasios suele haber un personaje así, al que le gusta impresionar a los
novatos y provocar el desprecio de los compañeros.
El problema resulta más conflictivo
cuando estos personajes llegan a ser “maestros” o competidores. En las ultimas décadas
al calor de la proliferación de federaciones deportivas de lo más sospechosas. Han
aparecido un sinfín de aprovechados y oportunistas que afirman ser campeones de
España, Europa, El mundo (Según su grado de caradura) bajo una ristra de siglas
extrañas. Lo que no suelen contar es que a tal campeonato tan sólo acudieron
cuatro “gatos”. Basta con que acudiera algún equipo extranjero para hacer de
esa reunión un campeonato Europeo, o incluso Mundial.
En este tipo de “Campeonatos”
fantasmales suele darse que por la escases de asistentes, algunos pesos no
están apenas representados por ningún competidor. Para ilustrar esta
afirmación, valga una anécdota personal, increíble pero cierta. Recuerdo que en
cierta ocasión se celebro en Madrid uno de estos “campeonatos” al cual acudí en
calidad de espectador. En un momento estaba charlando con uno de los ayudantes
de la organización. Cuando se acercó su instructor, muy nervioso, y le preguntó
cuánto pesaba. Ante su respuesta el preparador afirmó: “Ven, que
sí no se presenta algún otro puedes ser campeón del Mundo, o sí hay algún otro,
como mínimo subcampeón”
Otros “Súper- campeones” se marchan un
fin de semana a otro “País” y les da tiempo de realizar más de 20 combates,
llegar a la final y aparecer el lunes con la copa de Campeón del Mundo. Por supuesto nadie conoce la
federación mundial en la que han peleado, no existen cintas de video del
campeonato, aunque si las consabidas fotos del pódium…
Este tipo de fraudes no sólo tienen
lugar con los campeonatos. También ocurre algo similar con los cinturones o
grados. España es uno de tantos países donde, si tienes buenos contactos y
mucha caradura (y bastante dinero) puedes conseguir un cinturón
negro “en un cursillo de fin de semana”. Algunos prefieren
realizar un viaje normalmente al sureste asiático o a Norte América, para convertirse en expertos de un arte marcial en cuestión
de 15 días o un mes. Por supuesto, todos traen la representación
de tal maestro o tal escuela y comienza el negocio.
Todos ofrecen los fines de semana
cursillos a precios desorbitantes donde se consigue el cinto negro por fases. Cada
mes hay que gastar…perdón aprender un poco más. Eso sin contar el dinero de la
consabida licencia de la federación y asociación, el alta anual del gimnasio,
el equipo obligatorio que hay que comprar a cierto individuo, etc.
La rueda empieza a girar y muchos de
estos “nuevos” instructores y campeones se apresuran a abrir un gimnasio y a
anunciar a los cuatro vientos sus títulos, Danes y demás milagros y esto no
sólo daña a sus embaucados alumnos, sino también a toda la comunidad marcial,
pues perjudica gravemente la seriedad y credibilidad del arte.
¿Cómo desenmascarar a los falsarios?
Por lo general es un tipo de gente que no para de exhibir sus supuestos méritos,
de pavonearse, y de soltar afirmaciones explosivas del tipo: “Mis golpes matan”, “Conozco una técnica secreta…” o “Mi arte
es superior a todos” Normalmente el nivel de maestría de un verdadero artista marcial suele ser
proporcional a su humildad. Por otro lado un verdadero maestro no afirma: hace
o demuestra.
Respecto a la tan cacareada
superioridad de ciertas “artes” y deportes de contacto en España existen
campeonatos abiertos donde prácticamente no existen reglas para ponerse a
prueba. Y a nivel mundial existen los conocidos torneos de “vale todo”, donde
se puede demostrar la eficacia de las técnicas propias frente a otros estilos. Aquel que quiera PRESTIGIO, PROMOCIONAR SU ARTE y demostrar
la eficacia de sus “técnicas secretas”, y de paso sacarnos de la ignorancia a
un amplísimo numero de practicantes, ya sabe lo que deba hacer….
El cuento de las técnicas “secretas” o
“milagrosas” no es nada nuevo. Ya el gran maestro Gichin Funakoshi fundador del
Karate Shotokan, nos advertía a principios de siglo contra este tipo de
historias:
“Un día se presentó un
hombre en mi Dojo afirmando que era capaz de perforar un cuerpo con sus dedos
de un solo golpe, y me preguntó si quería conocer el secreto. Le desafié a que
lo intentara conmigo, a lo que el hombre respondió con advertencias sobre lo
peligroso que podía ser, etc. Su famoso golpe perforador no me hizo ni un moretón, así que estalle en
carcajadas y le expulse de mi Dojo. El caso es que el karateca que exagera y
deforma, y pervierte la naturaleza del arte, puede ser un gran comediante. Pero
lo que cuenta es completamente falso, y lo peor es que lo sabe. Alejaros lo más
posible de ese tipo de gente”.
Actualmente en occidente impera la
sociedad del espectáculo: Lo vistoso, lo efímero, lo superficial, y lo excesivo
es lo que triunfa. Y esto está afectando evidentemente a las artes marciales,
que corren el riesgo de convertirse en un espectáculo circense y sus
protagonistas, los artistas marciales, en actores peliculeros. El uno cultiva
sus bíceps, el otro rompe 20 ladrillos de un cabezazo, el de más allá pega saltos,
giros y patadas como un molinillo. Pero todo esto, aunque espectacular y
vistoso, es falso.
Las Artes Marciales no son eso, son
algo mucho más trascendental y más sencillo a la vez.
A Jean Claude Van Damme se le ha promocionado
como el Rey del Kick Boxing, y nunca
ha competido en este deporte.
Gran culpa de esta deformación circense
la tiene el cine de artes marciales, que vende fantasía y espectáculo bajo un
envoltorio marcial. La mayor parte de lo actores marciales utilizan trucajes,
dobles y efectos especiales, e incluso reconocen que las técnicas que utilizan
en pantalla nunca las utilizarían en la calle.
Pero a pesar de todo muchos
practicantes quieren emular a estas estrellas, y se concentran en aprender
acrobacias como Jackie Chan,o en ser tan elásticos y musculosos como Van Damme,
en vez de aprender realmente artes marciales.
Pat Morita era doblado en las escenas de acción.
Lo peor que llevaba Ralph Macchio en el Rodaje
de "Karate Kid" eran los entrenamientos
de Artes Marciales
Gran cantidad de actores marciales
apenas tienen idea de artes marciales; lo justo para aparentar, el resto lo
hacen las cámaras. Es el caso de David Carradine (Protagonista de la muy
exitosa serie televisiva “Kung Fu”), de Michel Dudikoff (famoso por hacer de “Ninja”
en la saga “El guerrero americano”), de Pat Morita (Celebre por su
interpretación del maestro Miyagi en “Karate Kid”), de Ralph Macchio (el alumno
del maestro Miyagi), de Hilary Swank (la
versión femenina de Karate Kid) o de Jason Scott Lee (aclamado por interpretar
a Bruce Lee en el film biográfico “Dragon”) otros actores han exagerado su curriculum “para vender más” Es el caso de Jean Claude Van Damme,
constantemente anunciado como el rey del Kick Boxing, cuando nunca ha competido
en este deporte.
Hilary Swank,nos declaró que no queria
hacer más peliculas de Artes Marciales. Ella es una actriz
no una experta en Karate.
Cada caso en su lugar: Una cosa es ser
un gran actor y otra ser un gran artista marcial. Ambas circunstancias pueden
coincidir, o no.
El cine es el arte de la fantasía y
del engaño. Si somos conscientes de ello puede aportarnos mucha diversión y
deleite, pero cuando queremos imitar lo que vemos es cuando empiezan los
problemas los malentendidos y las frustraciones. Y no son ajenos a esto muchos
maestros que anuncian sus gimnasios con espectaculares fotos de patadas
volantes o de rompimientos masivos de tejas. Eso no es arte marcial, eso es espectáculo
marcial.
Jason Scott Lee estuvo practicando Jeet Kune Do
durante tres meses para interpretar a Bruce Lee
en el filme biográfico "Dragon"
Si se anuncia que lo que se enseña ahí es para convertirse en actor de
acción, o simplemente para impresionar a los demás, pues bien. Pero entonces
que no se hable de Artes Marciales ni de defensa personal, porque eso poco
tiene que ver con romper tablas o patear el techo.
Sólo pedimos un poco de honestidad en
nombre de unas Artes Marciales más autenticas y respetables.
Esta es la revista Dojo, fuente del artículo.
Pedro Conde Autor del Artículo.
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